El pasado 6 de Febrero, El Mundo publicó una entrevista al periodista y escritor Arcadi Espada, con motivo de la presentación de su nuevo libro Periodismo Práctico. No sorprende que la entrevista se centrara en la “desgraciada” proliferación de las lenguas.
El señor Espada, picado por el acicate del entrevistador, comienza la interviú afirmando que “no todas las lenguas sirven para lo mismo, (…) el castellano permite el entendimiento común de los españoles” no como el euskera y el català, menos poderosos y prácticos. Tampoco titubea al decir que “sin ninguna duda” las políticas lingüísticas “únicamente” deben basarse en criterios prácticos y de utilidad al no ser éstas más que “elementos funcionales del hombre”. Espada habla del desarrollo, del progreso; Arcadi Espada, periodista y escritor
un hombre práctico al que “no le importa que ese progreso acabe con su lengua materna”.
No creo que nadie niegue ni rechace la utilidad del castellano a la hora de comunicarse con un catalán, un madrileño, un bilbaíno, un argentino y un tremendo etcétera, porque sería ridículo. Pero tampoco me creo −disculpe señor Espada−, ese tan progre sentimiento de ciudadano del mundo; que no es de ninguna parte pero lo es de todas, y no tiene lengua propia pero tiene la de todos −¿el castellano, el inglés, el mandarín…?−. Porque, señor Espada, sin raíces somos como hoja al viento. Y embarcar en este mundo globalizado sin una insignia de identidad, es como pretender endulzar la mar echando un terrón de azúcar. Inútil. El sabor dulce desaparecería; por lo que ni el mundo globalizado se enriquecería de esa minoritaria pero agradable sensación, ni el terrón podría evolucionar en un azúcar con chispa, un azúcar salao. No. Simplemente desaparecería. Y el mundo sería más homogéneo. Y el arco iris perdería un color.
No contento con la ofrenda de su lengua materna al dios de la globalización, Arcadi Espada agrega que “la lengua no tiene desarrollo natural, es algo que deben decidir los hablantes”. Creyente en el libre albedrío, por lo visto acepta también la supuesta naturalidad con que se mantiene hegemónicamente el castellano en España −no confundan esto con una crítica a una lengua común, que no lo es−, olvidando que en el artículo 3.1 de la Constitución española, el castellano es de obligado conocimiento para todos los ciudadanos. Obligado, ergo, no lo deciden los ciudadanos.
Siguiendo el hilo legislativo, no hay que olvidar que el único objetivo de las leyes es demarcar el terreno de juego del día a día. Éstas no deberían ser yugo, sino guardianas de una vida plena para cada uno de los ciudadanos, dentro de la sociedad. Adecuando la ironía de Bertolt Brecht a ésta situación: “Cuando una ley y un pueblo disienten, lo que hay que hacer es cambiar al pueblo”.
En España el castellano está asegurado −Euskadi y Catalunya inclusive−, por mucho miedo que tengan algunos. Y la vida en plenitud de un castellano parlante, también lo está. No, sin embargo, la de quien quiera vivir en euskera en tierras vascas. ¿Hay por ello que obligar a quien no quiera a vivir en euskera? Ni mucho menos. Pero sí que deberían hacerse esfuerzos por acercarnos a la meta de la vida plena para todos los ciudadanos de la sociedad y, en temas lingüísticos, quienes optan por el euskera no gozan de esa situación. Por ello, obligar a que el colegio capacite a todos los niños para desenvolverse en todas las lenguas oficiales de cualquiera que sea el territorio, no me parece “una injusticia y una vulneración de los derechos”, señor Espada, sino construir puentes dentro de la sociedad. Eso es progreso, señor Espada.
El señor Espada, picado por el acicate del entrevistador, comienza la interviú afirmando que “no todas las lenguas sirven para lo mismo, (…) el castellano permite el entendimiento común de los españoles” no como el euskera y el català, menos poderosos y prácticos. Tampoco titubea al decir que “sin ninguna duda” las políticas lingüísticas “únicamente” deben basarse en criterios prácticos y de utilidad al no ser éstas más que “elementos funcionales del hombre”. Espada habla del desarrollo, del progreso; Arcadi Espada, periodista y escritor
un hombre práctico al que “no le importa que ese progreso acabe con su lengua materna”.
No creo que nadie niegue ni rechace la utilidad del castellano a la hora de comunicarse con un catalán, un madrileño, un bilbaíno, un argentino y un tremendo etcétera, porque sería ridículo. Pero tampoco me creo −disculpe señor Espada−, ese tan progre sentimiento de ciudadano del mundo; que no es de ninguna parte pero lo es de todas, y no tiene lengua propia pero tiene la de todos −¿el castellano, el inglés, el mandarín…?−. Porque, señor Espada, sin raíces somos como hoja al viento. Y embarcar en este mundo globalizado sin una insignia de identidad, es como pretender endulzar la mar echando un terrón de azúcar. Inútil. El sabor dulce desaparecería; por lo que ni el mundo globalizado se enriquecería de esa minoritaria pero agradable sensación, ni el terrón podría evolucionar en un azúcar con chispa, un azúcar salao. No. Simplemente desaparecería. Y el mundo sería más homogéneo. Y el arco iris perdería un color.
No contento con la ofrenda de su lengua materna al dios de la globalización, Arcadi Espada agrega que “la lengua no tiene desarrollo natural, es algo que deben decidir los hablantes”. Creyente en el libre albedrío, por lo visto acepta también la supuesta naturalidad con que se mantiene hegemónicamente el castellano en España −no confundan esto con una crítica a una lengua común, que no lo es−, olvidando que en el artículo 3.1 de la Constitución española, el castellano es de obligado conocimiento para todos los ciudadanos. Obligado, ergo, no lo deciden los ciudadanos.
Siguiendo el hilo legislativo, no hay que olvidar que el único objetivo de las leyes es demarcar el terreno de juego del día a día. Éstas no deberían ser yugo, sino guardianas de una vida plena para cada uno de los ciudadanos, dentro de la sociedad. Adecuando la ironía de Bertolt Brecht a ésta situación: “Cuando una ley y un pueblo disienten, lo que hay que hacer es cambiar al pueblo”.
En España el castellano está asegurado −Euskadi y Catalunya inclusive−, por mucho miedo que tengan algunos. Y la vida en plenitud de un castellano parlante, también lo está. No, sin embargo, la de quien quiera vivir en euskera en tierras vascas. ¿Hay por ello que obligar a quien no quiera a vivir en euskera? Ni mucho menos. Pero sí que deberían hacerse esfuerzos por acercarnos a la meta de la vida plena para todos los ciudadanos de la sociedad y, en temas lingüísticos, quienes optan por el euskera no gozan de esa situación. Por ello, obligar a que el colegio capacite a todos los niños para desenvolverse en todas las lenguas oficiales de cualquiera que sea el territorio, no me parece “una injusticia y una vulneración de los derechos”, señor Espada, sino construir puentes dentro de la sociedad. Eso es progreso, señor Espada.
4 comentarios:
Iepa ai "Sugandila"!! Hemen idazten dodan lehen aldia da txo. Ta egia esan, ez dot idatzi Arcadi Espada horrek esandakoagatik. Zu agurtzeko ta zure blogean estrenatzeko idatzi dot, jeje. Niri bost axola "Espata" horrek!! "¡Basta Ya!" plataformaren alde eta "Unión, Progreso y Democracia" alderdiaren alde dagoan pertsonai batek... gitxi esan ahal deusku guri hizkuntzei buruz eta euskarari buruz. Ez dozu uste? Ondo izan, agur!!
Aupa Iñaki, milesker estrenatzeagatik Iñakitown! Ba ea bloga gustatzen jatzun! Agur!
Aupa Ander!!!!
Naz Ander Goioaga zugaz emon nebazan zenbait hautazko ikasgai unibertsitatean, deskurbitu berri dot zure bloga ta itxura ona dauko. Momentuz Arcadi Espadarena baino ez dot irakurri -lanean nago-, baina oraindik aurrera gehiago sartuko naz, zin dagizut.
Arcadiren elkarrizketaz idatzi dozunagaz bat nato erabat, askok munduko hiritarrarena egiten dabe, baina guztiz sinegaitza da. Agian tontotzat hartzen gaituzte. Fernando Alonsoren lasterketak ordu txikietan ikusteko esnatzen diren munduko hiritar horietakoak dira, bai zera!!
Aupa Ander! Zelan ez naz akordako ba! Eskerrik asko irakurtzeagatik eta iritzia sartzeagatik, benetan. Ba, hemendik aurrera irakurtzen jarraituko banauzu benetan landu beharko dodazala artikuluak! Kazetari baten begi zorrotzen pean ezin da edozer idatzi! Jaja!
PD: Oso graziosoa Fernando Alonsorena jajaja ;-)
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